Hablar de moda es hablar de diferentes estilos, marcas,
gustos, prendas; sin embargo, lo que está realmente de moda, al menos en España, puede reducirse a unas cuantas prendas que se hacen virales entre los
consumidores.
Es increíble caminar por las calles de Madrid y detenerse un
momento a contar cuantas personas llevan las mismas zapatillas o los mismos
vaqueros… los resultados son sorprendentes.
Cada 3 de cada diez chicas pueden
llevar lo mismo, es como si acabaran de salir de un desfile donde promocionaban
las mismas prendas. Y esto es algo que pasa cada vez que algo se hace
viral, como con los Adidas blancos con rallas negras o actualmente con la
llamada “fiebre amarilla” de la vistosa chaqueta de Zara.
Si bien es cierto que vivimos a una vida apresurada donde el
tiempo libre parece ser valioso, aunque no creo que la falta de tiempo sea uno
de los causantes de que las personas reduzcan sus prendas a lo que el resto está
usando, ya que la mayoría compra ropa cada mes.
La industria de la moda va al ritmo las cadenas de comida
rápida, se crean colecciones casi mensualmente, lo curioso es ¿qué lleva a las
personas a querer tener esa prenda que todos llevan? … ¿Es por la sensación de
encontrar miles de personas más usando la misma ropa y ratificar el hecho de
estar a la moda? ¿O todavía hay personas que hacen sus compras en base a lo
que de verdad les gusta y va con su estilo?
Estas son algunas de las preguntas a las que no tengo
respuesta.
Por esto es preocupante el “poder” que le damos a los medios
y la industria de la moda. Son ellos quienes deciden hacer de la moda algo
rápido, fácil, masivo e igualitario donde la muestra de personalidad y estilo
queda a un lado. En contraposición es importante promover las compras con
sentido, donde adquieras algo que de verdad te guste y vayas a utilizar, no
aquello que más has visto de camino a la tienda.
Y por más que le dé vueltas al porqué de la alienación del
estilo aún me queda una pregunta sin respuesta… ¿En qué momento nos convertimos
en clones de la moda?